Verdad que es medio difícil
entender por qué entre dos
que juraron siempre amarse
se les vuelva odio el amor.
Al princiio disimulan
dicen que es de adaptación
y con el pasar del tiempo
la culpa es del corazón
que metidito en el pecho
se aguanta ese chaparrón
de insultos, de malas caras
de mucha desatención
y el pobre sigue latiendo
sin entender qué pasó.
Tantas veces he pensado
que sería mucho mejor
si ambas partes admitieran
que de ellos es el error
que la convivencia tiene
más culpa que el corazón
pues termina con lo lindo
lo deseado, la invención
y le entrega a la rutina
ese barco y su timón.
La ira ya está presente
todo es furia y destrucción
y aquí es cuando caes en cuenta...
¡Es mejor ser solterón!
sábado, 10 de enero de 2009
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